miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ferrys de antes y después


Ocho días de agitada navegación le tomó de niño a quien llegaría a ser ese gran talento maestro de la música nacional, Inocente Carreño, venir de Porlamar a La Guaira. Era 1932, exactamente noviembre. La balandra Flor de María, a tres días de zarpar tuvo necesidad de atracar en Barcelona para  aprovisionarse de agua no obstante lo cual persistió el racionamiento de la alimentación reducida a una magra ración de pescado o de carne salada y una totuma de agua “que de dulce no tenía sino el nombre”. Frente a Cabo Codera, se desató una furiosa tormenta que provocó que el viejo capitán ordenara a su tripulación “arriar de inmediato las velas para así avanzar a palo seco, por temor a que el fuerte viento y las gigantescas olas, sepultaran de un golpe a la diminuta y frágil Flor de María, que subía y bajaba a merced del embravecido mar, como una montaña rusa. Los pasajeros fueron llevados a la bodega “donde unas monjas compañeras de viaje, rosario en mano y rezando en  voz alta, agotaban su extenso repertorio de oraciones”. Al octavo día, amaneciendo, el joven Carreño, su familia y demás pasajeros, pudieron ver las primeras luces visibles del puerto de La Guiara.
Carlos Sthor evoca sus experiencias como viajero entre tierra firme y Margarita en los años sesenta, cuando comenzó a frecuentarla para finalmente radicarse en Playa del Agua donde vive dedicado a escribir, pintar y tomar parte en programas radiales. Eran embarcaciones modestas dedicadas a traslados por mar de pasajeros, pocos automóviles y abastecimientos.
El 22 de febrero de 1959 fue inaugurado el ferry Virgen del Valle el cual inicialmente hizo el servicio de transporte de pasajeros entre el puerto margariteño de La Restinga y Cumaná.
Pero con la adquisición de las embarcaciones tipo ferry El Margariteño y El Angostura, nace la Naviera Nueva Esparta C.A. (Naviesca), empresa fundada por ocho empresarios margariteños integrados por Rafael (Fucho) Tovar, Fucho Bello, Beltrán López, Jesús Piñerúa, Jesús Chollet Pacheco, Francisco Rodríguez, Pedro Rodríguez e Hilario Vicent.
La motivación de quienes se convertirían en armadores era que para impulsar el desarrollo y la economía insular, tenía que haber una comunicación fluida y confiable entre la isla y tierra firme. Allí estuvo el germen de la Naviera Nueva Esparta, la que a partir de 1970 cambió de accionistas y de nombre para ser Consolidada de Ferrys C.A., Conferry.
Son muchas las embarcaciones que han conformado la flota de Naviera Nueva Esparta y Conferry. Son cuatro las generaciones de barcos. El Margariteño, Angostura, Colón, Caroní y Cordillera. La segunda por el Santa Margarita, el María Guevara, el Aldonza Manrique, el Santa Ana, el Santa Margarita II, Luisa Cáceres de Arismendi, Isla de Coche e Isla de Cubagua; el Concepción, Mariño, el Cacica Isabel, el Virgen del Valle, el Petronila Mata, La Goleta y el Doña Juana la tercera ola de barcos y por último nombraríamos el Margarita Express I y II, y para cerrar las maravillas de última generación, los Ferrys Express más avanzados y modernos que navegan en el Caribe: el HSC Carmen Ernestina y el HSC Lilia Concepción.
Para nadie es un secreto que detrás de la trayectoria exitosa de Conferry está la figura de Fucho Tovar, margariteño nacido en Juan Griego el 23 de enero de 1928, por arte de su trabajo y capacidad emprendedora convertido en un icono del empresariado venezolano y con un profundo amor margariteño.
Don Félix M. Aponte recuerda que siendo Tovar presidente del Centro Social Nueva Esparta, en Caracas, se le acercó el Capitán de Altura, Juan Reyes Velásquez, quien le propone promover una compañía de ferrys para Nueva Esparta. Sobre la marcha y tratan de colocar acciones populares para la formación de una empresa naviera, algo en lo que fracasan pero no desmayan por lo cual se acercan a las familias más pudientes de la isla Rojas y Torcatt, incorporados a la creación de la nueva empresa. Desde el año 1959 los éxitos fueron el producto de la planificación y del empuje de Tovar.
Conferry experimentó un servicio entre La Guaira y Margarita. Duró poco. Operó muy sujeto al peíodo de vacaciones y algunos fines de semana “largos”.
La experiencia de lanchas super rápidas tropezó con las criticas justificadas de grupos ecologistas que precisaron el daño a la fauna marina además del peligro de choques entre peces grandes y embarcaciones de alta velocidad.
Existe el Grupo Naviero Rassi, consorcio familiar cuyos orígenes nacen en la década de los años sesenta, cuando Nasib Rassi, hoy fallecido, con visión propia fundó dos pequeñas empresas dedicadas al transporte de carga y pasajeros por vía marítima y fluvial.
Evolucionaron en Naviera Rassi, C. A. (Naviarca), cuya área de influencia se hace sentir en los estados sucre y nueva esparta, y Naviera del Orinoco, c.a. (Navioca), cuyo centro de operación se localiza entre los estados Monagas y Bolívar; constituyéndose ellas en la génesis del consorcio.
A partir de entonces, el Grupo Naviero ha ido expandiendo sus actividades y áreas de influencia; para lo cual, siguiendo la estela de experiencia y servicio se creó una nueva empresa de transporte marítimo de pasajeros y encomienda de nombre Gran Cacique II, C.A., la cual opera entre los estados Sucre, Nueva Esparta y Anzoátegui.
Agosto de 1962 marcó el fin del servicio de ferrys que cruzaban el Lago de Maracaibo. Empresa iniciada por la familia Belloso en la década de 1930, la extinguió el puente inaugurado ha 40 años, primera gran obra de la era democrática que arranca en 1959. Su construcción duró cuatro años al costo de 350 millones de bolívares (100 millones de dólares). Su longitud son 8 kilómetros y medio y está compuesto por partes o tramos de 235 mts de luz y sostenido en su parte más alta por seis pilas.
Ya para finalizar la década de 1930, Santa Bárbara del Zulia, un barrial, ofrecía sobre las aguas turbias del río, la blancura del velamen de las piraguas amarradas a la ribera.  De “…una larga fila, unas tras otras, en una orilla donde no había muelle.  Los pasajeros de aquellas piraguas bajaban por la escarpada ribera recorriendo un sendero que iba de la cornisa hasta las aguas misma del rio y allí, un tabla puesta entre la borda de la embarcación y la orilla permitía pasar a la piragua que se hubiese escogido para el viaje a Maracaibo.  Las piraguas llevaban todas nombres de mujer o de prendas o tributos femeninos.  Sara Elena, Preciosa, Nora, Alicia y como excepción, una de ellas llevaba el nombre de una nación, la Bolivia.  Tenían  todas ellas unos  estrechísimos camarotes que después he vuelto a ver  parecidos en cuanto a estrechez en los “tigritos” de las cárceles  en que he estado prisionero” –escribió Domingo Alberto Rangel en un apunte biográfico a propósito de su salida del ande merideño hacia Maracaibo y Caracas.  Para el viaje a Maracaibo utilizó La Preciosa, porque en aquella piragua se transportaba hasta la capital del Zulia el café enviado al exterior y las telas procedentes de los Estados Unidos. “La Preciosa despego de Santa Bárbara, encendidos sus motores, a las siete de la noche.  No tardo en esperarse  la oscuridad nocturna lo cual borró la visión de las riberas del río donde empezaban a divisarse fincas en proceso de implantación…”.  
Por su parte, el periodista Jorge Bello Domínguez evoca en sus memorias que viajo “a mediados de diciembre de 1951 a Maracaibo por tierra en autobús, Chevrolet. Se hizo interminable el trayecto. Tragué, aspire, bastante polvo de la carretera.  Efectué una “parada técnica” como dicen ahora en Barquisimeto para visitar a la familia: Alicia La Madris, y a su esposo Luis Draspa.
Por cierto, a Luis, lo conocimos y el entablo  amistad con Alicia en  La Guaira- Hotel  “La Mejor”, cuando Draspa fue retenido o capturado por haber sido marinero alemán de un buque mercante al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.  Varios de estos vapores fueron puestos a la orden de las autoridades venezolanas tanto en Puerto Cabello como en La Guaira. Poco tiempo después, Alicia y Luis se casaron, y fueronse a vivir a Barquisimeto de donde ella es oriunda.
En una tarjeta, le escribo a mi mama que crucé el Lago de Maracaibo hasta Palmarejo cinco veces en un ferryboat como las llamaban o las llaman a estas embarcaciones.  En uno de estos ferrys, viajé con mi tía, primas y mi primo David Gámez, un grupo de guitarristas colombianos y el Cónsul de Colombia.  No recuerdo que celebrábamos”.
Manuel Pérez Vila da la noticia de que 1826 fue visto el primer barco a vapor navegando entre Maracaibo y el río Zulia. Por supuesto, era de paleta. La navegación a vapor estaba aun en pañales. Hacia apenas 19 años que Fulton había botado al río Hudson, su buque a vapor. El dueño del vapor que operaba sobre aguas del lago de Maracaibo, era Samuel Glover.
Notas del cronista marabino, Fernando Guerrero Matheus, lo trajo desarmado hasta Maracaibo, a bordo de un velero. Lo ensambló y puso a navegar.Lo llamaron Estimbote, popular adaptación fonética de la palabra inglesa steamboat (steam traduce vapor y boat traduce bote).
En diciembre de 1826, el Libertador Simón Bolívar se embarcó y navegó a bordo en una travesía para cruzar el Lago.  El Estimbote se perdió un par de años más tarde frente a La Ceiba, al Sur del lago.
En 1975, para cruzar el Orinoco entre Soledad y Ciudad Bolívar, el servicio era prestado por rústicas chalanas las cuales bordeando la Piedra del Medio, eran esenciales para emprender viaje hacia el Centro o completarlo en dirección al Sur. Así fue hasta que en julio de 1967, el presidente Raúl Leoni inauguró el puente colgante Angostura.
El estado Nueva Esparta depende de los ferrys. La estatización de Conferry prendió alarmas acerca de la garantía de servicio entre tierra firme y el territorio insular al cual contribuye la flota de la empresa fundada hace más de medio siglo por Fucho Tovar. A la gente le preocupa pues aún con las deficiencias del servicio, la gente considera que tal vez el Estado no lo haga mejor. Incluso, tal vez peor.  Para comenzar habrá que resolver la propiedad de las costosas embarcaciones en uso pues muy probable es que la misma sea de armadores no nacionales que algo tendrán que decir ante el cambio de contraparte.
Alfredo Schael



Cacica Isabel. Uno de los viejos ferrys de Conferry



Inocente Carreño

Rafael Fucho Tovar

Ferry "Caracas" en el Lago Maracaibo


Embarcación de Naviarca






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