martes, 3 de junio de 2014

Las anécdotas del DC-3 de Rubén Alfonso

Rubén Alfonzo recibe la invitación formal a la recordación de los 70 años del Día D que tendrá lugar alrededor de la aeronave Douglas DC-3 expuesta en el Museo del Transporte.
Exclama: ¡Qué de recuerdos me trae ese avión! Entonces comenta: “Solemos referirnos a los aparatos pero menos a los hombres que tengan que ver con ellos”. En seguida cita al capitán José Rodrigo Guerra Cegarra. “El era piloto de ese avión en enero de 1958”.
A cuatro meses de completar 91 años de edad, Rubén, uno de los operadores profesionales de la primera torre de control instalada en el país en 1944, décadas como jefe de operaciones de la División de Transporte Aéreo del Ministerio de Comunicaciones, recuerda que el 1 de enero de 1958 llaman a su casa a las cuatro de mañana para exigirle presencia en el ministerio para tratar un asunto delicado.
Estaba trasnochado bajo los efectos de la celebración por el la llegada del nuevo año. Sin embargo se alistó y sale rumbo a la esquina de Carmelitas en donde lo aguardaba su jefe, Jesús Ermini, adjunto del coronel Luis Calderón, a la cabeza de la aeronáutica civil. Le informan que está en curso una asonada militar y deben permanecer en las oficinas del edificio Farsel Ramia. Poco tiempo después se dejan sentir los disparos desde los aviones de la Fuerza Aérea tripulados por los oficiales sublevados en Maracay.
Algunas balas impactaron las paredes exteriores de la edificación sede ministerial a escasas dos cuadras del Palacio de Miraflores. Llega la orden de permanecer “acuartelados”, vigente los siguientes 22 días de aquel enero que marca el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Su compañero de trabajo Mariano Carvajal estuvo presente desde el comienzo del acuartelamiento en el ministerio cuyo titular era el general Luis Felipe Llovera Páez, el mismo que el 23 de enero, vista la fractura total del gobierno, le dice al Presidente amigo compañero de armas: “¡Marcos Evangelista, vámonos que pescuezo no retoña!”.
Calderón –recuerda Alfonzo- tenía vendada una mano porque –Alfonzo lo supo después-, la noche del 31, en plenas celebraciones, le explotó un triquitraqui que manipulaba con el general Llovera Páez pues por la manera como manipulaban los fuegos artificiales, no le temían a la pólvora.
A la orden del despacho estaba el capitán Guerra (abuelo de la futura Miss Venezuela, Pilín León). El 13 de enero llama Guerra a la torre de control de La Carlota, donde se hallaba estacionado como de costumbre el Douglas DC-3 siglas YV-O-MC1, y pregunta la frecuencia de radio y coordenadas para volar rumbo a Ciudad Trujillo, República Dominicana. Abordo tenía al general Rómulo Fernández, quien el 9 de enero, tras acuerdo con los militares sublevados por el cual, Pérez Jiménez lo designa ministro de la Defensa el día 10 pero el 13 le ordena al general Llovera Páez que en persona, a la una de la tarde conduzca a Fernández al aeropuerto de La Carlota para que abandone el país.
Fernández, ex jefe del Estados Mayor de las Fuerzas Armadas Venezolanas, sigue el camino que el 10 de enero emprenden por presión de los militares, el hasta entonces ministro del Interior, Laureano Vallenilla Lanz, así como el jefe de la represiva y temida Seguridad Nacional, Pedro Estrada. Ambos renuncian y abandonan a Venezuela en la misma aeronave en la que tres días más tarde lo haría Rómulo Fernández. El vuelo fue tripulado por el capitán Rodrigo Guerra.
Menciona Alfonzo a los capitanes Gonzalo Párraga, Tarre Murzi, Salazar Briceño entre otros que tripularon el DC-3 siglas YV-O-MC1, en Venezuela a partir de 1946, primer avión presidencial en la flota de aeronaves del Estado, exhibido en el Museo del Transporte desde 1972, cuando lo retiran de la línea de vuelo al cabo de 30 años de servicio, los primeros de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, por lo cual estaba en Gran Bretaña y se le emplea como 42-100872 para lanzar paracaídas aliados sobre la costa de Francia desde el amanecer del 6 de junio de 1944. Estuvo al mando del capitán (USAF) James Robert.
Con la vacante de Llovera Páez cuando fue a ocupar la cartera de Defensa, el Ministerio de Comunicaciones queda en manos del coronel aviador José Saúl Guerrero. Transcurrirán pocos días hasta la noche del 22 de enero. En el ambiente flotaba la dificultad del gobierno para funcionar con normalidad y superar la crisis política.
-Estábamos pendientes de las torres de Maiquetía y la Carlota que las teníamos interconectadas. De pronto comienzan a preguntarnos: ‘¿Salieron los barcos?’. No estábamos en condiciones de responderles. Pero a las dos de la mañana nos enteramos que Pérez Jiménez se encuentra en La Carlota y aborda el cuatrimotor Douglas DC-4 llamado La Vaca Sagrada. El capitán Cova Rey, a quien conocí en mis días en Maracay, donde me formé, tenía a su cargo el avión presidencial desde cuando lo trae de Barranquilla, a donde se lo llevaron al escapar los cabecillas del alzamiento del 1 de enero”.
Al sentir el paso del avión rumbo a República Dominicana, el pueblo sale alborozado a la calle. “Quedan libres; cada quien haga lo que le parezca” –dijo Ermini. Llama a una patrulla de tránsito terrestre que llevará a Ermini, Carvajal y Rubén Alfonzo a sus respectivas casas.
-De lo que usted conoció, ¿quién ha hecho más por la aviación civil venezolana?
-Guillermo Pacaníns. Le dio gran impulso a nuestra aeronáutica civil desde las posiciones que tuvo, muchas, todas importantes. Hizo más que todos aquellos que han tenido la misma oportunidad. Nos ayudó a establecer el control de tránsito aéreo y las telecomunicaciones aeronáuticas, a las que me dediqué a partir de 1944, en el gobierno de Medina Angarita, quien hace cuanto pudo como ocurrió durante el trienio adeco y luego con Pérez Jiménez.
-Un logro para usted trascendente.
-En 1950, a pesar del desarrollo alcanzado por el transporte aéreo nacional, no estaban definidas las aerovías. Hice ese trabajo. Conté con los jefes de operaciones de las líneas y tripulantes amigos. En Maiquetía les preguntaba: ¿Cómo llegan ustedes a Barcelona? ¿A Porlamar? ¿A Coro o a San Antonio? Con cada referencia que me daban, diferentes la mayoría pues cada línea o cada piloto tenía su propia ruta, la anotaba y con ellas trazaba un mapa con los diferentes segmentos, cada uno en distinto color. Con toda esa información, organizada, técnicamente analizada, elaboramos el mapa de aerovías nacionales, primero en el país. Como ustedes saben, en el ministerio me dediqué a los asuntos relacionados con la navegación, comunicaciones y el control del tránsito aéreo.
-¿Hasta cuándo?
-Comienzos del primer gobierno de Caldera, cuando la política se enraíza en la función que veníamos realizando, aumentan las presiones fuertes de arriba y desde abajo, y el director de aeronáutica, general Gregorio López García, se pliega a los sindicatos y la asociación de controladores impone condiciones como parte de sus luchas por justas reivindicaciones socio- económicas y tener más poder. Salí jubilado y me voy a trabajar con el ‘Negro Gómez’ como subdirector y docente en Govesa, donde me fue muy bien; ayudé a formar a tantísimos aviadores. En aviación no está permitido cometer errores; suelen resultar costosos…
-Fui muy amigo de Harry Gibson –tercia en la conversación el psiquiatra Hernán Pifano.
-Ah caramba, también fue excelente amigo y colaborador mío. Me ayudó en lo que le dije sobre la estructuración y mapeo oficial de las aerovías nacionales. Es una de nuestras figuras relevantes de la aviación civil.
-Gibson resaltaba el papel estelar de Estados Unidos en el desarrollo de la aviación moderna –agrega Pifano.
-Eso se plantea desde los propios orígenes de la aeronáutica: Estados Unidos versus Europa, cada cual con visiones y logros. Está escrito por los tratadistas desde 1910, en el albor de la aviación. Sin negar los méritos iniciales de los ingleses, sus aviones, como la mayoría de los europeos de antes y después de la II Guerra, eran camastrones comparados con la versatilidad del Douglas DC-3, sin par… Esa visión impera y entre los colosos contemporáneos, Boeing y Airbus, la competencia es fuerte con visiones y también generación de diversos pareceres sin negar la excelencia de productos de ambos fabricantes líderes mundiales…
-Nos vemos el sábado 7.
-Así será.
el comandante Guillermo Pacaníns (a la izquierda) y Luis María Chafardet, promotor y divulgador, editor de la revista Aeronáutica.



El 1 de enero de 1958, sobrevuelo de Caracas para ataques al Palacio de Miraflores.


Capitán Néstor Salazar Briceño, como alumno piloto en Maracay


Edificio Ramia, esquina de Carmelitas en donde Alfonzo dice haber estado acuartelado 22 días en 1958.

Salazar Briceño (a la derecha) abordo de uno de los DC-3/C 47 del Ministerio de Comunicaciones al cual ingresó como aviador en 1957.

Rubén Alfonzo Giménez

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