martes, 15 de julio de 2014

Michel Jalabert. Sus modelos de aviones en Venezuela.

En el día nacional de la República Francesa, nada más justos que reconocer la labor que realiza Michel Jalabert, diseñador técnico y de modelos educativos en cartulina, técnica que domina con suma eficiencia. Lo destacamos este 14 de julio de 2014 como realizador de la mejor maqueta que tenemos en el país de una de las aeronaves de transporte precursoras con que contamos en Venezuela a partir de 1930. Se trata del Latecoere 28 YV-AB0 con el que la Línea Aeropostal efectuó los primeros de cabotaje iniciales entre Maracay (base de operaciones de toda la aviación de la época), Maracaibo y Ciudad Bolívar, de donde según el cronista guayanés Américo Fernández, en alguna ocasión se extendió el vuelo hasta Trinidad. Jalabert reside en Caracas desde 1970 cuando llegó para trabajar como diseñador industrial. Desarrolló importante actividad profesional en la firma IMOSA, en cuya plantilla le cupo el honor de ocuparse de las cuatro torres que distinguen el complejo petrolífero José, en el estado Anzoátegui, uno de los proyectos más avanzados asociados al mejor aprovechamiento de nuestros crudos. Nacido en Idle France en 1940, a los 19 años de edad inició su formación como diseñador industrial en una escuela técnica de Le Bourget, en París. Trabajó para SNECMA, fabricante francés de motores de aviación como los que utilizó el Concorde, entre otras aeronaves. Como modelista, sus trabajos son impecables. Elabora sus modelos esencialmente en cartón. Además de creativo, el tratamiento artesanal a cada pieza de las que integran el conjunto de detalles de adentro de la cabina como del exterior de los modelos Latecoere 28 de la Aeropostal, Concorde de Air France, varias versiones en distintas escalas de la primera aeronave francesa tripulada que alzó vuelo, el avión de Adler, hace de cada una joya asombrosamente perfecta realizada en cartón, cartulina o papel. Está Michel premiado en uno de los salones anuales de modelismo estático celebrado en el espacio Norte del Museo del Transporte atendido por la Fundación Fonbienes. También diseña stands y afiches. En cuanto a estos últimos, ya publicó varios dedicados a divulgar la evolución de la aviación francesa y la venezolana.
¿Por qué cartulina e impresiones? En su casa-taller no debe emplear químicos contaminantes debido a problemas alérgicos de Rosa, su atenta esposa. Pero los kits vaciados en plástico, cuyo montaje domina y conoce desde los primeros pasos en las fábricas hasta llegar a la pieza completa de cualquier modelo estático, no le han sido ajenos aunque los descarta pues el dominio de otros materiales más nobles, le permite sus excepcionales logros, mostrados con orgullo.
Que sepamos, de los Latecoere 28 que volaron en Venezuela, existen dos modelos, ambos en la colección de maquetas a escala de la Fundación Museo del Transporte, como la de Jalabert en escala 1/48. Una encargada a don José Morales, excelente tallista y maquetista con obra se acentuada marca social, y otra a Teófilo Brito, quien trabaja con impresionante precisión modelos a escala de aviones en su taller ubicado en Gamelotal, diminuta la localidad barloventeña.
Complace al Museo del Transporte Guillermo José Schael dedicar estas líneas a Michel Jalabert por su interés en contribuir al mejor conocimiento en Venezuela del aporte de Francia al fomento y presencia en nuestra aviación. En las fotografías, Jalabert y algunos de sus modelos. Resalta su versión del Latecoere 28









.

3 comentarios:

  1. FELICITACIONES CAP. MICHEL JALABERT. UN BUEN EJEMPLO PARA LA JUVENTUD VENEZOLANA E INTERNACIONAL.BIEN MERECIDO SU PREMIO. OJALÁ ALGUNA EMPRESA COMO LO QUE HICIERON ESTA IMPORTANTE PAGINA, PUDIERAN ESTIMULAR SU TALENTO ARTÍSTICO...UN ABRAZO CORDIAL DE SU AMIGO DR. NORBERT MONTAGUTELLI..."QUE SIGAN LOS ÉXITOS"

    ResponderEliminar
  2. Para regresar en mis andanzas con mis amigos artistas, todo empezó cuando prestaba mis servicios como técnico-dibujante y luego como estimador de costos en una de las empresas del grupo Vollmer , si bien recuerdo, un día del año 1988 me vino a visitar en mi oficina el Dr. Guiseppe Lupo, presidente ejecutivo de la empresa IMOSA (Industria Mecánica Orión S.A.), me dijo : Jalabert, me enviaron un artista para que se le haga una escultura, quiero que usted se encargue de eso y trabaje conjuntamente con el artista Jorge Pizzani.

    La obra encargada era para una muestra del Maestro Eduardo Marturet llamado “Casa Bonita” en la cual estaba incorporada esta escultura llamada “Teocaliz” en hierro, la cual tenía un diámetro de 2 metros y una longitud de 12 metros, todo enteramente desarmable porque tenía que pasar por una puerta del museo que media 1,50 x 2,10 de altura…

    Eso fue el principio, luego Jorge Pizzani me presento a su amigo Ali Cordero Casal, quien me encargo, fuera de la empresa donde trabajaba, varias obras en material acrílico transparente, una de estas obras fue: El regalo que nunca te di.

    Una Galería de Nueva York me recomendó a otros dos artistas plásticos: José Antonio Hernández-Diez y José Gabriel Fernández.

    Las obras de José Antonio eran de acrílico termo formadas, las cuales tenía que mandar a embalar y hacer los trámites para despacharlas a Brasil (Sao Paulo) y a Estados Unidos, entre otros.

    Las obras de José Gabriel eran de fibra de vidrio, una la mando a fabricar aquí, las otras en México.

    Puesto que no tenia taller para todo eso tenía a veces que diseñar y siempre contratar y supervisar la fabricación de las piezas…Afortunadamente conozco bastante de maquinas y lo que se puede hacer con ellas. Desde el inicio de “la revolución bonita” tuve que suspender estas actividades ya el Atila criollo arrasó con todo, con los centros culturales, con el Museo de Arte Contemporáneo Sofia Imber incluso con el Teatro Teresa Carreño, convertido en anfiteatro para sus reuniones de politiquerías, la última vez que me encontré con el maestro Eduardo Marturet , entonces director de este teatro, fue precisamente allí, entendí que ya estaba haciendo las maletas…

    Aquí hice un poco de todo, mi formación me lo permitía, como obrero especializado que fue y como dibujante industrial.
    Al llegar a Venezuela uno de mi primer trabajo, fue de fabricar en 1971 un techo de fibra de vidrio para una feria en Valencia, luego intente con unos amigos franceses lanzarme en muebles de fibra de vidrio. En una de las épocas de depresión, como la tuvimos muchas veces aquí, me lance a fabricar moldes en epoxi y en aluminio con un amigo Italiano.

    También quise ponerme con las antenas parabólicas cuando empezó la moda, con un joven amigo, mi vecino del apartamento contiguo. Yo me ocupaba del diseño, de la parte mecánica y plástica ya que la parábola era hecha de doce pétalos de fibra de vidrio con malla de aluminio (de gallinero para solucionar el problema de no conseguir la fibra de aluminio necesaria), pero funciono de maravilla a pesar de haber hecho la parte plástica en un cuartito donde apenas se podía dar vueltas, el estaba encargado de la parte electrónica como recién graduado de ingeniero electrónico.

    También hice las persianas para un inmueble del señor Ali Cordero en Acarigua. Por ultimo colabore con nuestro amigo Jean López, entonces presidente de JLP Asociados

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar