miércoles, 13 de agosto de 2014

Juan Flores Blanco deja de estar presente

Desde La Victoria, el profesor Reinaldo Capace informa que esta tarde (11/8/2014) falleció en el Hospital Militar de Maracay, el coronel de aviación militar Juan Flores Blanco (1937-2014).
Se ha ido aún más allá de donde descansan las águilas, lema del Museo Aeronáutico al cual este caraqueño, gran caballero del arma aérea, dedicó un par de décadas.
Su nombre, como el del también fallecido coronel Luis Hernán Paredes, inevitablemente figurarán en la historia de esa institución como quienes en los primeros 50 años de fundada, de sí le obsequiaron lo mejor sólo para engrandecerla y hacerla el lugar que honre la historia y la memoria de hombres y naves que han servido a partir de 1920 a nuestra fuerza aérea.
Hijo de un honesto y responsable conductor de autobuses de la línea Antímano-Silencio, y de quien fuera empleada en la residencia presidencial en tiempos del general Isaías Medina Angarita, Juan Flores estudió en el Grupo Escolar República del Ecuador y en el Liceo Aplicación. Allí, faltándole años para completar el bachillerato, fue impresionado por el vuelo, aterrizajes y despegues dentro del óvalo del hipódromo de El Paraíso, del primer helicóptero traído a Venezuela, uno de los dos S-51 adquiridos para el Ministerio de Agricultura y Cría, luego asignados a las entonces denominadas Fuerzas Aéreas Venezolanas.
En 1959 fue graduado como Sub Teniente desarrollándose como hombre especialista en logística, mantenimiento y operaciones. Hizo cursos en Estados Unidos. Tomó parte en varias misiones relacionadas con estudios de factibilidad de adquisición de material volante avanzado. Una de tales misiones lo llevó hasta Suecia, en donde evaluaron equipos de combate marca Saab.
La decencia, la pulcritud, el honor y el carácter jovial figuraban entre lo que le era característico. Hombre de detalles, meticuloso, buen y fiel amigo, era igual de esmerado en su trabajo como protector que era, en diversos sistemas de armas, de hombres y equipos de cuyo inmejorable desempeño era el responsable en tierra, antes y después del vuelo.
Sirvió con orgullo, incluso después de su pase a retiro con el grado de Coronel, al Museo Aeronáutico. Lo recibió con enormes deficiencias, sin presupuesto, con la mayor parte del patrimonio expuesto a las inclemencias del tiempo y el desorden, sin personal calificado y pocos colaboradores que, como el profesor Capace, Manuel Irigoyen y otros pocos, constituyeron el equipo que “siempre gana” –solía decir Flores Blanco, recordado entre sus compañeros de promoción por la dedicación al estudio y el especial sentido para la música, en particular el bolero.
Poco a poco sensibilizó a sucesivos superiores para que el Museo Aeronáutico llegara a figurar entre las prioridades de la Fuerza a la que le fue leal el oficial y hombre de valor regido por principios morales elevados. Alguna vez pudo haberse equivocado pero antes que cualquier consideración, su labor debe ser medida por sus logros, que fueron muchísimos.
Muchas horas de espera para audiencias en el Comando y cientos de memorandos con solicitudes y planteamientos de interés, deja como testimonio del empeño con el que le sirvió al patrimonio histórico aeronáutico de Venezuela.
Vistió con propiedad el uniforme azul. Jamás desaprovechaba ocasiones para demandar auxilio de modo de ir completar las colecciones documentales y de piezas no sólo de remota procedencia. También, añadir la representación de la modernidad.
Resaltaba la valoración merecida por la documentación, registro de testimoniales de servidores de la Fuerza y los eventos resaltantes más allá de los contenidos de los textos mejor conocidos referidos a la evolución de la aviación militar venezolana.
-“Este hombre leal a sus principios, al apartarsenos para siempre, nos deja un antes y un después del Museo Aeronáutico; el suyo y el de los demás” –comentó entristecido Reinaldo Capace quien, en Flores Blanco reconocía al ser “inconmovible en cuanto a los valores que le eran propios además de auténtico amante de la aviación…”.
Fue fundador del Sistema Iberoamericano de Museos Aeronáuticos y Espaciales (SIMAE).
Llevaba latente el compromiso de sentarse a escribir la memoria del Museo, complemento de publicaciones que logró vieran luz para mostrarlo no como obra propia sino de la Fuerza Aérea Venezolana, hoy Aviación Militar Bolivariana.
Fuera de las tareas directivas del Museo, estuvo dispuesto a colaborar en cuanto pudiese redundar para que lo bien hecho permaneciera y nuevos bríos coadyuven a engrandecer la institución a la cual dedicó tantos desvelos. Los últimos tiempos de una vida fructífera .sin la menor duda. Ejemplar.
Que en paz descanse queremos los amigos que deja el coronel Juan Flores Blanco en la Fundación Museo del Transporte y entre el personal del Museo Guillermo José Schael.

Coronel Juan Flores Blanco
En la base aérea Torrejón (Madrid, España)
Con José Guillermo Pardo, director del Museo Ave Fénix (Cali, Colombia) y Alfredo Schael. 
En Río de Janeiro.
Con Alí Méndez y Alfredo Schael en el Museo del Transporte



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