jueves, 10 de marzo de 2016

Homenaje justo y oportuno a Rubén Alfonzo Giménez

Con la discreción que le es característica hace pocas semanas Rubén Alfonzo Giménez confió a un grupo de sus más cercanos amigos relacionados con la aviación venezolana, Luis Enrique Vargas, Vicencio Álvarez, Jesús R. Blanco Villanueva, Luis Manuel Vargas y Alí Méndez Martínez además del psiquiatra Hernán Pifano Cordido y Alfredo Schael, que Doris Suárez, directora del Instituto Universitario de Aeronáutica Civil (IUAC), adscrito al Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC), que funciona en Los Castaños (Maracay, estado Aragua), reemplazo de la Escuela de Aviación Civil Miguel Rodríguez (fundada en 1940, luego Centro de Instrucción Aeronáutica Civil Miguel Rodríguez (CIAC), lo visitó para con suma amabilidad e interés, informarle la decisión de bautizar con el nombre de Rubén el moderno auditorio de esa institución pública.

Valorar una trayectoria provechosa y honesta. 

La decisión de las autoridades de rendir este homenaje justo y oportuno a Rubén Alfonzo es un acto que obliga a subrayarlo pues en vida, a uno de los más antiguos funcionarios pioneros que mantiene intacta la memoria y vive dispuesto a contribuir a la difusión de los anales aeronáuticos del país, es él mismo parte de la historia de nuestra aviación. Primero como profesional cofundador de la primera torre de control instalada en el país. En segundo lugar, como técnico que le permite se le otorguen a Venezuela reconocimientos y credenciales americanos debidos al alto nivel profesional demostrado en la serie de eventos internacionales y regionales que se sucedieron a lo largo de la década de 1950 para garantizar a la aviación comercial la organización, sincronía, sistemas, normas compartidas y métodos que facilitaron contar con métodos de seguridad y confiabilidad para la navegación aérea por el Caribe y los países de América Latina. 
Alfonzo Giménez estaba a cargo de la División de Aerovías y Tránsito Aéreo del Ministerio de Comunicaciones de Venezuela, despacho en el cual recogió y acumula ideas, experiencia y emplea habilidades políticas amen que por el acercamiento a los directivos de aerolíneas y tripulantes activos, extrae de ellos informaciones, impresiones y sugerencias aprovechables para darle bases a un sistema nacional de aerovías. El esquema alcanza a proyectarse al punto de convertirse en capital para echar las bases de una experiencia que en los años 50 colocaba a nuestro país como el más avanzado de América Latina en materia de navegación y tránsito aéreo. En aquel momento estaba en auge el crecimiento de los volúmenes de pasajeros y carga que viajaban por avión entre las Américas y el Caribe, se forman aerolíneas y amplía el mapa de destinos, aerovías y las exigencias de la OACI para que nuestros países se amoldarán a las exigencias regulatorias, técnicas, definición de espacios y la capacitación del recurso humano que ofreciera seguridad y confiabilidad a la aviación. A todo ello contribuyó Rubén y demás integrantes del equipo humano profesional entre quienes resaltan, entre muchos otros Carmelo Martínez, José Antonio Rudas (+), los abogados Luis Enrique Vargas, Luis R. Blanco Villanueva.

La primera torre de control. 

El vínculo de Alfonzo Giménez con la aviación se hizo muy fuerte e indisoluble cuando fue seleccionado para que en junio de 1944 viaja a Kansas City, Estados Unidos, como uno de los tres jóvenes venezolanos seleccionados de un grupo de 50 aspirantes venidos a Caracas, de diversas partes del país con el fin de optar a una beca para cursar estudios de Control de Tránsito Aéreo, en el marco de un programa patrocinado por la Administración de aviación Civil-CAA- norteamericana.
Ellos fueron: Rubén Alfonso Giménez, Mariano Carvajal Galano y Carlos Saume, quienes viajaron en un Douglas DC-3 de la Pan American, en la ruta Maiquetía, Curazao, Santo Domingo, Puerto Príncipe, Habana, y Miami. Desde aquí se trasladaron en tren hasta Kansas City, un viaje que duro en total unos tres días y dos noches.
Los venezolanos se reunieron con otros 47 jóvenes procedentes de Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Honduras y Perú, quienes fueron alojados en las habitaciones del gimnasio de la Universidad de Kansas City.
Pasados tres meses, el grupo se redujo a 47 pues tres de los aspirantes se retiraron.
Las clases teóricas fueron dictadas en la escuela de la V Región de la Administración de Aviación Civil que estaba en el edificio del Ayuntamiento, sede de la Alcaldía de Kansas, donde funcionaba también el Centro de Control de Área -ACC- regional.
El adiestramiento práctico se cumplió en el Centro de Control de Aérea, así como en las torres de control de aeropuerto municipal de Kansas City y de la base militar de Fair Fax.
El curso, el cual tuvo una duración de un año completo, y en el rnismo se vieron temas como aerodinámica, regulaciones de control de tránsito aéreo, fraseología, meteorología, radiotelegrafía completa, radionavegación, navegación a estima, estudios y procedimientos con radiofaros no direccionales NDB y Radio Range, en un simulador de vuelo Link Trainer, que para la época era una novedad.
Al cumplir el año de estudio y entrenamiento, los jóvenes venezolanos regresan a Caracas y se ponen a la orden de la Dirección de Aviación, cuyo jefe era el mayor Guillermo Pacaníns, quien fue el motor principal para el viaje de estos jóvenes.
Cabe señalar que para la época la aviación civil dependa directamente del entonces Ministerio de Guerra y Marina, hoy Defensa.
Ya se habían concluidos los trabajos de edificación de la torre de control en el aeropuerto de Maiquetía, pero carecía de equipos técnicos para trabajar. El mayor Pacaníns ordeno a Pedro Elías Behrens, un excelente técnico de la Aeropostal, se pusiera a la orden del recién llegado grupo a fin de ir dotando a la incipiente torre, con instalaciones eléctricas, consola y la instalación de anemómetros, reloj, linternas de señales.
En interesante señalar la colaboración recibida por parte de las líneas aéreas que operaban en Maiquetía. Así tenemos que la Pan American donó un transmisor y un receptor, otro tanto hicieron la Aeropostal y la Taca de Venezuela que donaron receptores y transmisores.
En interesante señal, la colaboración recibida por parte de las líneas aéreas que operaban en Maiquetía. As! tenemos que la Pan American dona un transmisor y un receptor, otro tanto hicieron la Aeropostal y la Taca que donaron receptores y transmisores.
El vienes 7 de septiembre de 1945, en la mañana inició sus operaciones la primera torre de control en Venezuela, ubicada en el aeropuerto de Maiquetía.
El acta correspondiente fue firmada por el mayor FAV Guillermo Pacaníns, el jefe del aeropuerto, capitán Luis Colmenares, y los tres nuevos controladores Rubén Alfonso Giménez Mariano Carvajal y Carlos Saume.
El grupo eligió a Mariano Carvajal como Jefe de la Torre, pues era el mayor de todos.
Es interesante que estos tres pioneros no se contentaron con ser ellos los primeros, sino que se dedicaron a elaborar boletines informativos para las aerolíneas y a los pilotos, fueron motores para la creación del cuerpo de bomberos aeronáuticos, igualmente se convirtieron en propagandistas de esta nueva profesión y comenzaron el reclutamiento de nuevos jóvenes para que se integraran a esta nueva y delicada profesión, como era y es la del controlador de tránsito aéreo.
Así tendremos más tarde, se dicta el primer curso para 10 personas para el cual se trajo de Estados Unidos al sargento USAF, Thomas Sander, persona con experiencia para adiestrar civiles. Los egresados fueron ascendiendo hasta ocupar puestos en la naciente Dirección de Aeronáutica Civil del Ministerio de Comunicaciones. 
Para concluir, en otra entrevista reciente a Rubén Alfonso, el único sobreviviente del grupo (socarronamente comenta en baja voz: “en parte gracias también a ese caballero inglés llamado Johnny Walker”), refirió el apoyo dispensado por el entonces mayor Pacaníns, quien “siempre estuvo con nosotros y respaldo las decisiones que tomábamos. Él fue el artífice para hacer realidad la torre de control en Maiquetía”.

Las aerovías nacionales. 

En el jardín de su residencia en la urbanización La Carlota, Alfonzo Giménez fue preguntado: ¿quién ha hecho más por la aviación civil venezolana? Por lo que él conoció en su juventud, respondió:
-Guillermo Pacaníns. Le dio gran impulso a nuestra aeronáutica civil desde las posiciones que tuvo, muchas, todas importantes. Hizo más que todos aquellos que han tenido la misma oportunidad. Nos ayudó a establecer el control de tránsito aéreo y las telecomunicaciones aeronáuticas, a las que me dediqué a partir de 1944, en el gobierno de Medina Angarita, quien hace cuanto pudo como ocurrió durante el trienio adeco y luego con Pérez Jiménez.

-Un logro para usted trascendente.

-En 1950, a pesar del desarrollo alcanzado por el transporte aéreo nacional, no estaban definidas las aerovías. Hice ese trabajo. Conté con los jefes de operaciones de las líneas y tripulantes amigos. En Maiquetía les preguntaba: ¿Cómo llegan ustedes a Barcelona? ¿A Porlamar? ¿A Coro o a San Antonio? Con cada referencia que me daban, diferentes la mayoría pues cada línea o cada piloto tenía su propia ruta, la anotaba y con ellas trazaba un mapa con los diferentes segmentos, cada uno en distinto color. Con toda esa información, organizada, técnicamente analizada, elaboramos el mapa de aerovías nacionales, primero en el país. Como ustedes saben, en el ministerio me dediqué a los asuntos relacionados con la navegación, comunicaciones y el control del tránsito aéreo. 

-¿Hasta cuándo?

-Comienzos del primer gobierno de Caldera, cuando la política se enraíza en la función que veníamos realizando, aumentan las presiones fuertes de arriba y desde abajo, y el director de aeronáutica, general Gregorio López García, se pliega a los sindicatos y la asociación de controladores impone condiciones como parte de sus luchas por justas reivindicaciones socio- económicas y tener más poder. Salí jubilado y me voy a trabajar con el ‘Negro Gómez’ como subdirector y docente en Govesa, donde me fue muy bien; ayudé a formar a tantísimos aviadores. En aviación no está permitido cometer errores; suelen resultar costosos…
-Fui muy amigo de Harry Gibson –tercia en la conversación el psiquiatra Hernán Pifano.
-Ah caramba, también fue excelente amigo y colaborador mío. Me ayudó en lo que le dije sobre la estructuración y mapeo oficial de las aerovías nacionales. Es una de nuestras figuras relevantes de la aviación civil.
-Gibson resaltaba el papel estelar de Estados Unidos en el desarrollo de la aviación moderna –agrega Pifano.
-Eso se plantea desde los propios orígenes de la aeronáutica: Estados Unidos versus Europa, cada cual con visiones y logros. Está escrito por los tratadistas desde 1910, en el albor de la aviación. Sin negar los méritos iniciales de los ingleses, sus aviones, como la mayoría de los europeos de antes y después de la II Guerra, eran camastrones comparados con la versatilidad del Douglas DC-3, sin par… Esa visión impera y entre los colosos contemporáneos, Boeing y Airbus, la competencia es fuerte con visiones y también generación de diversos pareceres sin negar la excelencia de productos de ambos fabricantes líderes mundiales…

Rubén Alfonzo Giménez operador fundador de la primera torre de control de tránsito aéreo de Venezuela y diseñador del plan de tránsito aéreo de nuestro país, autoridad internacional en materia de aeronáutica civil a quien ahora se le rinde homenaje en las instalaciones del del Instituto Universitario de Aeronáutica Civil (IUAC)

Luis Enrique Vargas, abogado asesor de líneas aéreas, técnico en control de tránsito aéreo, profesional del derecho con estudios de post grado en derecho aeronáutico en la Universidad McGill (Canadpa) y MIT (Estados Unidos). 

José Antonio Rudas (+), Vicencio Álvarez y el doctor Mastro Domenico fotografiados en el Museo del Transporte hace tres años.
Vicencio Alvarez, J. A. Rudas, Luis E. Vargas y el capitán López Rivas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario